Me abrazo a mí misma
y quiero esconder lo que pienso;
solo estar allí me consuela
del dolor de repetir,
como si fuera mi sino,
los mismos errores
y los mismos sufrimientos.
La brisa parece limpiar,
con manos invisibles,
las lágrimas que no derramo.
Me dejo llevar por la visión del agua,
quiero la paz de su rumor,
sumergirme y salir renovada.
¿De qué sirve mostrar cariño,
si a los demás les da igual?
El agua, yo quiero ser el agua,
transcurrir libre,
seguir mi curso sin el peso del corazón,
que mis manos jueguen con las algas,
y mi cabello revolotee,
convertido en espuma.
Sentada sobre la piedra,
me pregunto qué he hecho mal;
me abrazo a mí misma,
y dejo el tiempo correr,
contemplando en silencio,
la cascada.
Selene